LA CARTA DE NUESTRO PADRE CELESTIAL
Mis queridos hijos:
Recuerdo muy bien el día en que se fueron de mi lado, pasaron por el velo del olvido y se aventuraron a cumplir su misión en la tierra.
Había lagrimas en mis ojos cada vez que cubría sus espíritus con una capa de amor y los envíe a la tierra (escuela) y les dije:
"Tranquilícense, porque mis pensamientos estarán con ustedes ahora y siempre. Los amo, con todo mi corazón, conozco sus vidas, lo bueno y lo malo de ellas, sus pesares, sus disgustos, sus esfuerzos no recompensados, sus traiciones y tentaciones, pero recuerden que... todo lo mio será de ustedes si regresan a casa".
Hijos míos piensen que, en cada uno de ustedes: yo puse un pedacito de cielo, sin excepciones los amo a todos ustedes. Cada uno de vosotros tenéis un don bendito, un talento especial, una pequeña parte de mí está en ustedes. Búsquenla, desarrollenla, úsenla y lo mas importante, compartanla con los demás. Arrepiéntanse de sus errores y humillense, tengan siempre presente el deseo de aprender y esfuersence por mejorar. Yo les dí debilidades para ayudarlos a ser humildes. No me culpen por ello. Lo hice porque los amo estén siempre llenos de esperanzas. No dejen que el desanimo haga presa de ustedes. Yo vendré a ustedes a menudo si me necesitan.
Hijos míos déjense de esas ociosas contenciones. Sean pacificadores. Porque me rompe el corazón ver a tantos de mis hijos peleando.
Si ellos pudieran ver todo lo que yo he esperado, planeado y deseado para ellos, me rompe el corazón el verlos así.
Pero ustedes mis amados hijos son mi esperanza. Es por medio de ustedes que mi obra debe seguir adelante. No tienen mucho tiempo y hay tanto que hacer. Les ruego que comiencen ya, cumplan con la misión que les encomendé antes de dejarme. Yo vendré a ustedes si me necesitan, yo les ayudaré. Porque nunca estoy demasiado ocupado o demasiado lejos para para venir a ustedes si me necesitan. Yo siempre estoy más cerca de lo que ustedes mismos creen.
Tengo tantas cosas que me gustaría decirles pero no puedo aquí.
Vengan a menudo a mí en oración. Me encanta conversar con ustedes mis queridos hijos. Se diligente en mi obra y mi reino será tuyo. Me gustaría tomarte en mis brazos en este momento, pero yo también debo esperar pacientemente hasta que el momento llegue.
Hasta entonces dejo sobre ustedes mi paz, mi bendición, mi amor y nunca olviden que estoy cerca si me necesitan.
Les amo y les extraño mucho, Oh! como deseo vuestro regreso a casa.
Con tomo mi amor
Tu Padre Celestial
Reunión de Zona
Luque - 2002
Elder Michael Fortes
Líder de Distrito
Crónicas Misionales
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